Bajo este sugerente título Adela Cortina hizo ayer una interesante disertación sobre cómo ve ella el llamado "cuarto poder". A modo de resumen he redactado las siguiente líneas:
Pensamos como los medios quieren que lo hagamos. La nuestra es una mentalidad forzada, construida a través de lo que nos dicen los medios. Por eso si los medios son desaprensivos los resultados pueden ser nefastos.
Los medios que nacieron para hacernos libres pueden llegar a manipularnos. En un sistema democrático hay que distinguir a los ciudadanos y no confundirlos con esclavos o siervos. La gente en este siglo debe responsabilizarse de su vida.
Es importante pensar en la actividad de la vida más que en las instituciones. La actividad cobra sentido por la meta que persigue. Si se pregunta cuál es esa meta en la actividad mediática hay que preguntarse por las excelencias (virtudes) del buen periodista: como en cualquier actividad se ha de ser excelente y no negligente .
La comunicación tiene como un bien interno el generar una opinión pública: ciudadanos ( no vasallos) y promover la existencia de pueblo y no masa. Ésta se define por no estar unida por nada y se mueve por emociones fuertes pero efímeras. La masa es fácil de encandilar porque se moviliza ante estímulos llamativos.
El pueblo en cambio es el conjunto de personas conectadas entre sí que son capaces de razonar y de interactuar. En palabras de Aristóteles al pueblo le caracteriza la amistad cívica, es decir, perseguir metas comunes a pesar de las discrepancias. Cuando el pueblo existe la comunidad se convierte en justa, sin pobres ni discriminados. Al pueblo no es fácil manipularlo.
El fin de los medios sería ante todo tratar de conseguir pueblo y no masa. Un pueblo de ciudadanos y no vasallos, que tienen convicciones y no son fáciles de manipular.
Cuatro serían las metas de los medios:
1.aumentar la libertad de los ciudadanos dando informaciones contrastadas y veraces.
2. potenciar la libre expresión. Diferenciar entre opiniones e informaciones, entendiendo que no existe la total independencia de los medios. Esta libertad no exime de decir cosas razonables y responsables. Las interpretaciones de los hechos han de ser plausibles, es decir, han de tener relación con la realidad. Esta libertad se ha de extender no sólo entre los periodistas sino también en foros de opinión como las cartas al director. La libertad de expresión tiene límites pero la gente debe poder expresarse.
3. potenciar una opinión pública razonante, es decir, un pueblo no una masa. Los debates deben ser diálogos y los interlocutores deben no sólo expresar sus ideas sino también escuchar la de los demás.
4. los medios además deben entretener pero hacerlo con dignidad.
Los medios que nacieron para hacernos libres pueden llegar a manipularnos. En un sistema democrático hay que distinguir a los ciudadanos y no confundirlos con esclavos o siervos. La gente en este siglo debe responsabilizarse de su vida.
Es importante pensar en la actividad de la vida más que en las instituciones. La actividad cobra sentido por la meta que persigue. Si se pregunta cuál es esa meta en la actividad mediática hay que preguntarse por las excelencias (virtudes) del buen periodista: como en cualquier actividad se ha de ser excelente y no negligente .
La comunicación tiene como un bien interno el generar una opinión pública: ciudadanos ( no vasallos) y promover la existencia de pueblo y no masa. Ésta se define por no estar unida por nada y se mueve por emociones fuertes pero efímeras. La masa es fácil de encandilar porque se moviliza ante estímulos llamativos.
El pueblo en cambio es el conjunto de personas conectadas entre sí que son capaces de razonar y de interactuar. En palabras de Aristóteles al pueblo le caracteriza la amistad cívica, es decir, perseguir metas comunes a pesar de las discrepancias. Cuando el pueblo existe la comunidad se convierte en justa, sin pobres ni discriminados. Al pueblo no es fácil manipularlo.
El fin de los medios sería ante todo tratar de conseguir pueblo y no masa. Un pueblo de ciudadanos y no vasallos, que tienen convicciones y no son fáciles de manipular.
Cuatro serían las metas de los medios:
1.aumentar la libertad de los ciudadanos dando informaciones contrastadas y veraces.
2. potenciar la libre expresión. Diferenciar entre opiniones e informaciones, entendiendo que no existe la total independencia de los medios. Esta libertad no exime de decir cosas razonables y responsables. Las interpretaciones de los hechos han de ser plausibles, es decir, han de tener relación con la realidad. Esta libertad se ha de extender no sólo entre los periodistas sino también en foros de opinión como las cartas al director. La libertad de expresión tiene límites pero la gente debe poder expresarse.
3. potenciar una opinión pública razonante, es decir, un pueblo no una masa. Los debates deben ser diálogos y los interlocutores deben no sólo expresar sus ideas sino también escuchar la de los demás.
4. los medios además deben entretener pero hacerlo con dignidad.
Fue un gusto escuchar a una profesora tan prestigiosa que sigue hablando de la excelencia como una meta en cualquier faceta de la vida y que ante todo cree en la ética como un valor humano omnipresente en cualquier empresa que se precie de hacer las cosas bien.
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