¿A qué llamamos Paraliteratura? A los libros que se consumen mayoritariamente pero que carecen de un valor literario real. En ese saco entran los Harry Potter, la saga de Crepúsculo, Código da Vinci, Millenium y similares. Pero no se trata de un término especialmente despectivo. Bievenidas sean estas publicaciones si ayudan al fomento de la lectura entre la gente adulta, y a la iniciación de nuevos lectores entre el público más joven.
Y basta una mirada al mercado editorial para ver que, como una plaga, se extiende entre la juventud (sobre todo chicas) el gusto por una pseudo-Paraliteratura romanticona que fomenta ideas absurdas entre las niñas enloquecidas cual Quijote por estos libros, que ni siquiera están bien escritos.
Hablo de superventas como “Canciones para Paula”, publicado primero como blog y luego como libro bajo el pseudónimo de Blue Jeans por el sevillano Francisco de Paula Fernández; o cualquiera de los títulos del casi cincuentón italiano Federico Moccia: “A tres metros sobre el cielo”, “Tengo ganas de ti”, “Perdona si te llamo amor” o “Perdona pero quiero casarme contigo”. Literatura fast-food, de consumo rápido. Literatura basura, por su forma y su contenido.
Personajes planos, diálogos absurdos, historias sin imaginación pero maquilladas con referencias culturales (música, cine, ropa, tecnología) sólo aptas para público teenager (de 13 a 19 años), y un tema único: el sexo. ¿Amor? ¡Quiá! Enmascaran de primer amor el objetivo fundamental que promueven: perder la virginidad cuanto antes mejor.
¿Y qué hay de malo?, dirán algunos/as. Pues, a mi modo de ver, la indecencia de estos autores radica en aprovecharse de la fragilidad de l@s adolescentes ansios@s por entrar en el mundo adulto, adoptando modelos precoces de comportamiento, y que gracias al boca-oreja (y previo paso por caja) erigen como mitos literarios unas obras mediocres que sólo envenenan la mente de fantasías frívolas y vacías. A su lado, Corín Tellado era Cervantes.
2 comentarios:
Este artículo debe ser de lectura obligatoria para todos los tutores de los colegios e institutos para que se pueda plantear con los alumnos un pequeñ debate sobre las lecturas que hacen, sobre la intimidad como valor, la madurez como logro del esfuerzo en el tiempo y la adquisición de espíritu crítico.
Gracias José, gracias Merche.
jejeje.. me has hecho reír con eso de "A su lado, Corín Tellado era Cervantes".. pues bien, yo te doy la razón.. un síntoma de esos libros es cuando los venden junto al pan o los huevos del supermercado.
saludos,
So
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