martes, diciembre 16, 2008

CASI UN CIELO

Si hace casi dos meses pasé por el purgatorio (por no llamarle infierno) de la guardia en primero de bachillerato B, hoy he estado casi en el cielo en el primero A. Ha sido tan distinto y tan agradable que durante la media hora larga que he pasado con ellos no he podido evitar la tentación de escribir e intentar describir las buenas vibraciones que sentía:



Es una clase de bachillerato artístico.
Una botella de vidrio oscuro, un cilindro y una esfera ante veinte alumnos.
Un caballete delante de cada uno de ellos que se convierten en veinte reflejos de la misma realidad.
La musa, el talento, la personalidad se adueñan del carboncillo que se mueve ligero, nervioso o pausado sobre el inmaculado papel.
El resultado final: veinte obras únicas e irrepetibles.
¡Qué torpes se vuelven las palabras al querer explicar la emoción de ver a veinte adolescentes volcados en su trabajo, su dibujo!.
La concentración, el silencio se adueñan del espacio (el aula) y una se siente transportada al mundo del arte, de la inspiración que saca de cada uno lo mejor y que encuentra su recompensa inmediata al contemplar la obra que se adueña del papel.
Como si se tratara de una metáfora de la vida: cada persona irrepetible con una interpretación distinta de la realidad.
Dibujan con las manos ennegrecidas que demuestran la implicación en lo que hacen, un trabajo hecho con las manos y con el corazón.
Los dibujos dicen mucho del alumno que los realiza; ahí se ven a los impacientes, a los tranquilos, a los disciplinados, a los originales.
Y al final: una obra que ver y que mostrar al resto de la gente.


Evidentemente yo no voy a evaluarles el resultado, pero desde aquí les felicito por su actitud y por devolverme la ilusión de que en bachillerato podemos encontrar grupos con ganas de hacer las cosas bien en un ambiente de concordia, aunque estén con un profesor al que no han de rendir cuentas desde el punto de vista académico.
Por fortuna y como decía Propercio: "Omnia vertuntur" (todo da vueltas), incluso las sensaciones después de hacer una guardia.

5 comentarios:

Mª Jesús dijo...

No hay nada como una clase de alumnos interesados en sus quehaceres, ya que en bachiller se les supone el compromiso, que no obligación, de estudiar y aprender.
Tenemos que tener una actitud positiva -va, sí-, y esperar que en "nuestra clase" haya un comportamiento igual de respetuoso con los profesores y resto de compañeros.
Un saludo, con esperanza de mejora y BON NADAL.

Josico dijo...

Cada día te entiendo mejor, cara amica. :-)

merleta dijo...

También yo te deseo una feliz Navidad, Mª Jesús. Espero y confío en que durante el próximo trimestre el ambiente de la clase mejore y que estén menos agobiados "nuestros chicos".

merleta dijo...

No hay nada como entrar en clase para entender mejor lo que es nuestra "lucha" y los mínimos que pedimos para hacer bien nuestro trabajo. Ánimo a los que queréis entrar en el "ruedo docente" porque el horno está para pocos bollos.

LO QUE SIENTO dijo...

Envidia es poco. Leer tu apunte hace que me ilusione. ¡¡Vale la pena seguir en este barco, no nos hundimos!! ¡¡Después de la ESO hay salvación!!. Esto ha dejado de ser una pregunta para mi, leyéndote se ha convertido en una exclamación. Saldré a los caminos a contarlo, agritarlo. No es fácil imaginar y mucho menos encontrar una clase de adolescentes ilusionados por su trabajo, creativos en sus tareas, aplicados en su quehacer, responsables en su tiempo, con actitud de aprovechamiento de sus cualidades y de las oportunidades que se les brindan. ¿Qué podemos hacer para mantener vivo lo que de esto tienen latente y escondido en la ESO? ¡¡Ayudadme a encontrar una receta, una propuesta, una alternativa...
Me ilusiona, me anima... y te lo agradezco.